El secreto para no engancharse con los demás
Todas las personas tenemos una identidad que nos caracteriza y hace ser quienes somos. Si bien es cierto que una parte de nuestra personalidad ya viene definida en el código genético, también recordemos que ésta termina de forjarse con el paso de los años y con base a las experiencias que vamos viviendo día con día.
Si miras por un momento a un bebé, en cuestión de minutos te darás cuenta como desde pequeños observamos nuestro entorno y prestamos especial atención a las reacciones de quienes nos rodean, ya que de esta manera aprendemos a comportarnos de tal o cual forma según lo que observamos que es apropiado o inapropiado, lo que se considera correcto e incorrecto. Independientemente de que el maestro en turno (aquella persona que en su momento nos da una lección) tenga o no idea de lo que está haciendo, sea o no consciente de la huella que puede dejar en nuestro interior.
Muchas veces pensamos que algo esta mal con nosotros por el comportamiento particular que una persona manifiesta en nuestra presencia. Explico con un ejemplo: supongamos que damos un obsequio a cierto individuo y éste responde nuestra acción con un silencio incómodo, alguna mala cara, un “gracias” bastante forzado o incluso con un comentario mal intencionado. Seguramente comenzaríamos a maquilar miles de ideas en nuestra mente: ¿será que no le gustó mi regalo?, tal vez no le caigo bien, ¿qué habré hecho mal?
A veces nos cuesta un poco comprender que las actitudes de los demás no tienen nada que ver con nosotros. Si obsequias ese mismo regalo a un ser que a lo largo de su vida se ha sabido amado, que está acostumbrado a recibir elogios y lindos detalles de quienes le rodean, seguramente reaccionará gustoso ante tu lindo detalle y tal vez hasta te de un abrazo de agradecimiento. Por otro lado, alguien que comúnmente se siente solo y poco valorado posiblemente se incomode con tu iniciativa, seguramente no sabrá cómo responderte, lo dejarás “helado” porque claramente no está acostumbrado a recibir afecto. Así mismo, una persona que ha recibido burlas, duras críticas y castigos constantemente, muy probablemente dude de tu conducta y te ofrezca una mala cara para intentar protegerse de los peligros inexistentes que su propia mente le advierten. ¿Te das cuenta de que las reacciones de otras personas no tienen nada que ver contigo?
Como puedes ver cada uno tiene su propia historia, algunos van por la vida cargando las maletas de su pasado tormentoso, complicado y doloroso. Intentando sanar aquellas viejas heridas que los marcaron tan profundamente. Estas personas pueden llegar a presentar actitudes agresivas, groseras, depresivas e inesperadas para ti a fin de cuentas. Responden a su entorno de la forma en que han aprendido a hacerlo en relación a las dificultades que se les han presentado anteriormente.
Aquí te dejo un consejo: no esperes que los demás actúen de la misma forma en que tú lo harías, simple y sencillamente porque ninguna otra persona ha vivido tu vida, nadie más tiene un pasado idéntico al tuyo. Claro, habrá quienes hayan vivido alguna experiencia similar a lo que a ti te sucedió en un momento dado, y es justamente por eso que generalmente nos sentimos tan “conectados” con uno que otro ser humano, pareciera que finalmente encontramos quien logre comprender perfectamente una situación que otros no pueden si quiera imaginar.
Es muy parecido al efecto que se genera en el caso contrario, existen personas que actúan de formas que jamás podríamos si quiera considerar en nosotros mismos, que llevan un estilo de vida muy alejado de nuestros ideales y creencias. Lejos de sentirnos identificados con ellos, lo que surge es un distanciamiento instintivo hacia ese ser. Justo como si construyéramos una barrera inmediatamente porque no sabemos cómo acercarnos a una actitud tan contrariada a la nuestra.
Entender esto te será muy útil para proteger y mantener tu estabilidad emocional ante posibles comentarios o reacciones inesperadas que puedas recibir en futuras ocasiones. Ten en mente que una conducta difícil suele ser un grito desesperado de quien carga con una historia igualmente complicada. Ten muy presente que el conflicto no radica en ti, sino en las heridas de la persona que tienes frente a tus ojos.
Sabiendo esto, podrás reaccionar mejor, mantener la calma y establecer límites en caso de ser necesario.No cabe duda que los seres humanos somos bastante complejos y peculiares. No obstante, la gran mayoría deseamos ser amados, aceptados y valorados. Recuerda esto la próxima vez que en tu camino se atraviese una persona conflictiva.
La dicha de ser Tú (Todos los derechos reservados)
Excelente artículo, gracias!
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